El coronavirus y el aislamiento generaron innumerables cambios en nuestra vida diaria. Convivimos con la incertidumbre de una cuarentena que siempre parece alargarse cuando está llegando a su fin.
Nuestros trabajos se ven atravesados por nuevos y extraños escenarios, las casas pasaron a ser gimnasios y oficinas, además de hogares. La convivencia, si nos toca, a veces pesa… En las redes sociales, la gente debate desde preferencias de cocineros hasta prisiones domiciliarias. No tenemos el fútbol pero seguramente ya hemos mirado más películas que durante todo el año pasado, o toda la vida misma. Los negocios de lotería cerraron, pero nos jugamos una apuesta mucho más grande como ciudadanos del mundo. En medio de esta película, se distinguen señales de un tiempo a partir del cual probablemente ya no volveremos a ser los mismos. Ni nosotros, ni la Argentina, ni el mundo todo. Los barbijos y tapabocas, que antes era propios de una sala de urgencias, pasaron a ser los accesorios de vestimenta y prevención por excelencia. Hay quienes, incluso, ya los venden como elementos de moda. Resaltan los ojos y esconden nuestras bocas. ¿Será que al fin descubriremos el verdadero valor de las miradas? Los balcones se convirtieron en un espacio de conexión con el mundo exterior y las aplicaciones de videollamada en un lugar de encuentro de equipos de trabajo, docentes, parejas, amigos y familias. Al parecer el distanciamiento es físico y no social, como muchos lo llaman, y seguimos buscando opciones para permanecer conectados y establecer relaciones. Quedarnos en casa es ahora sinónimo de responsabilidad y los aplausos por la noche han pasado a ser un símbolo de reconocimiento a los trabajadores de la salud, un ritual con un fuerte simbolismo para los tiempos que corren. ¿Cuántas de estas señales de la cuarentena persistirán en el tiempo? ¿Cuáles de estos elementos formarán parte de nuevos mensajes que se abrirán paso cuando al fin podamos reencontrarnos? Cuando pase el temblor lo sabremos mejor. Lo cierto es que hoy estas señales traen consigo nuevos significados, y son parte de una sociedad global que enfrenta un hito histórico que promete modificar de manera parcial o rotunda la forma de vincularnos, el contexto en el cual nos comunicamos, y el escenario social y económico que asomará cuando el aislamiento llegue a su fin. Muchas señales. Muchas preguntas.
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