Aldo Graziani es una eminencia del vino, un eximio gurú gastronómico y un amante de la música, especialmente del jazz. Con él conversamos acerca de la reapertura de Bebop Club en Palermo.
“Bebop es mi vida, significa mucho para mí. Estoy conectado con la música desde que soy muy chiquitito porque en mi casa se escuchó jazz siempre. A los 12 años ya trabajaba en una disquería, estudié música, soy una persona que hoy por hoy, en el siglo 21 y en el año 2022, sigue yendo a las disquerías y comprando discos, vinilos, cds y escuchando en ese formato. La música es una parte muy importante de mi vida”. Así comienza Aldo Graziani, sommelier y eminencia del vino, propietario de Aldo´s Restorán Vinoteca, Aldo´s Winebar, la distribuidora de vinos El Garage de Aldo y Bebop Club, un salón de jazz que originalmente estuvo emplazado en el barrio porteño de San Telmo y que, a causa de la pandemia, se vio obligado a cerrar. Justamente, de Bebop trata esta nota.
“Conforme la pandemia iba avanzando y el tiempo pasaba, nuestro optimismo respecto de una reapertura de Bebop Club en San Telmo fue cayendo y el tiempo nos dio la razón: si hoy quisiéramos remontar ahí está muy complicada la zona”, comenta Graziani. “Fue una travesía dolorosa. Pensar que Bebop iba a dejar de existir me daba muchísima pena, después de tanto esfuerzo hecho durante los seis años en los que estuvo abierto. Habíamos logrado posicionar el club en un lugar de prestigio y muchos artistas estaban muy identificados con él”, agrega. “No quería que Bebop dejara de existir porque para nosotros es un compromiso cultural, es parte de nuestra vida, nuestro corazón, nuestro granito de arena para la cultura en Buenos Aires y en Argentina. Entonces empecé a pensar en qué lugar podíamos instalarnos, a dónde lo podíamos trasladar y trataba de visualizar un lugar que sea cuadrado, rectangular, como una caja. De repente, apareció: resulta que el local que habíamos dejado en 2018 con Casa Cruz Brasserie Porteña no se había vuelto a alquilar y que habíamos sido los últimos dueños. Pensamos “¿qué mejor lugar que ese, que ya lo conocemos y sabemos que tiene el tamaño perfecto?”. Trabajamos un poco la acústica y acomodamos el lugar para que se pueda ver a los músicos desde todos lados y ese fue el inicio de Bebop Club en Palermo”, destaca Aldo.
Graziani no esquiva la pregunta sobre cómo se sintió el cierre del club en San Telmo, pero inmediatamente sube la apuesta con una dosis de fé y optimismo difícil de igualar. “El cierre, como todos los cierres, generó tristeza por todo lo que se había logrado, pero esta reapertura trae mucha esperanza y entusiasmo. Es un lugar de mucho más fácil acceso y con muchísimo más caudal de turistas, en una sala que no es un subsuelo (si bien amábamos el de San Telmo) sino que es una planta baja y que, viendo el resultado hoy y como ya empezamos a trabajar, ya es más elegante. Así que estamos muy contentos”.
Cuando uno mira la experiencia de Aldo Graziani, es difícil salir del asombro: fue vicepresidente de la Asociación Argentina de Sommeliers (2009-2011) y es integrante de S4C, (“Sommeliers for Consumers”, la primera guía de vinos de mundo que reúne a los mejores sommeliers del planeta); fue elegido como Mejor Sommelier por la revista ElGourmet.com (2007-2008), por la revista Cuisine & Vins (2010) y como mejor Sommelier de la década por la revista Bar & Drinks; se desempeñó como docente de EAS y CAVE y, entre otros cargos, como Head Sommelier en el Faena Hotel + Universe, y como director del programa The Wine & Dine Club para socios de American Express; además es Sommelier Certified By The Court Of Master Sommeliers-Advances Certificate By Wine & Spirit Education Trust y Jurado en Decanter Wine World Awards 2014, 2016, 2017, 2018 y 2019. Como no podía ser de otra manera, la gastronomía ocupa un lugar central en la propuesta de Bebop Club. “Para nosotros Bebop también es trabajar un club de música desde diferentes aspectos, no solamente desde la música, desde la programación (que sea de primer nivel, obviamente), que suene bien el lugar, que tenga un excelente sonido e iluminación y que el lugar se vea impecable. Sino principalmente desde el punto de vista gastronómico: que puedas comer algo rico, que los tragos y vinos se sirvan en buena cristalería, que los camareros te atiendan bien. Es como una experiencia 360 en donde gastronomía, servicio, estética y música, se conjugan buscando la excelencia en todo”, comenta Graziani al tiempo que agrega “creemos que Bebop tiene todo para estar en el lote de los mejores clubes de jazz del mundo”.
Finalmente, para cerrar la entrevista, Aldo vuelve a resaltar aquello de que Bebop es más que un club de jazz: es un compromiso y su pequeño aporte a la cultura, la música y, especialmente, el jazz porteños. “Para mí es una oportunidad hermosa que el universo me dio de poder ser un canal, de tener un lugar como este. Así que yo estoy muy agradecido de poder generar un espacio como Bebop, que me llena de orgullo y de alegría”, cierra.
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