El mundo sigue siendo analógico*

Todo lo que pasa en el mundo no puede ser matematizado porque es absolutamente

heterogéneo, y el flujo de información es su reflejo. La información es el mar de los cambios, del movimiento y de la diversidad. También de la imperfección; es corruptible y es imperfecta, atributos a los que se suma una característica actual: es abundante. Tanto que, si no tener información es paralizante, tenerla en demasía provoca el mismo efecto.

Cómo sobrevivir al mar de información es una tarea de prueba y error. Hay una industria que propone poner algún orden a los contenidos publicados en todas las plataformas, y hacerles un seguimiento. Es la industria del monitoreo. El monitoreo de medios o “clipping”, evolucionó en pocas décadas, hace 30 años un clipping era una especie de “diccionario” en papel, y la tarea del editor se limitaba –muy temprano a la mañana- a recortar notas de los diarios impresos, a pegarlas en una hoja, fotocopiarlas y distribuir esta guía, para entender la agenda de noticias del día.

El editor controlaba la agenda con la tijera y plasticola a primera mañana; luego, el

“monitoreo” era trabajar alguna revista, escuchar radio y ver tele el resto del día. Con la irrupción de internet y de las redes sociales, de a poco nos fuimos orientando a desarrollar nuevas herramientas para indexar la creciente cantidad de información con

el formato de la digitalidad.

Sin la opción del papel, fuimos pensando cómo agrupar los contenidos y conversaciones, en categorías personalizadas y útiles. Hoy trabajamos con redes neuronales artificiales para procesar tanto contenido. Como seres somos analógicos, nos apoyamos en Inteligencia Artificial que llamamos Tere como compañera imprescindible. Una hora de trabajo de Tere, equivale a 66 horas humanas, y es la única manera de indexar, catalogar y digerir, alrededor de 6 millones de publicaciones al mes. Indexamos medios de prensa que toman a otros medios de prensa como su fuente, y compilamos los “retuits” de millones de usuarios en redes sociales que republican un mismo texto miles de veces.

Menos del 10% de ese mar de información se trata de un contenido original, pero es el

100% del conjunto, lo que nos muestra otra dimensión de la comunicación: la “reacción” de las audiencias, también medible en tonos y sentimientos. Sin embargo, ahora el desafío es otro. Este index fantástico no es suficiente, y quienes consumen monitoreo de medios nos proponen analizar aún más el contenido y destacar lo más importante. Entonces, el ayer editor, hoy analista digital, con la tijera y plasticola de su criterio, edita los resultados de la IA. *Por María Lavigna, directora de Art Media